PRIMERA CLASE
INTRODUCCIÓN
Es la afección quirúrgica que con más
frecuencia se presenta en las emergencias de los hospitales. Se conoce que
en la época medieval aparece la descripción de una terrible enfermedad
caracterizada por una tumoración grande conteniendo pus y que fue denominada
“Fosa Ilíaca”. Hasta antes del siglo XIX fue aceptado que la fosa ilíaca
era originada por la inflamación del ciego y no del apéndice.
El término apendicitis fue propuesto en
1886 por el patólogo Reginald Fitz en su notable “Inflamación perforante del
apéndice vermiforme”.
En 1887 T. G. Morton hizo la primera
apendicectomía exitosa por ruptura del apéndice y a partir de entonces la
operación para apendicitis se hizo común.
En 1889 Charles McBurney describió su
famoso punto doloroso y razonó correctamente que, realizar una operación
exploratoria prontamente con el propósito de examinar y extraer el apéndice
antes de que se perfore, era menos dañino que el tratamiento expectante.
ANATOMÍA
El apéndice cecal o vermicular morfológicamente representa la parte inferior
del ciego primitivo. Tiene la forma de un
pequeño tubo cilíndrico, flexuoso, implantado en la parte inferior interna del
ciego a 2-3 cm por debajo del ángulo iliocecal, exactamente en el punto de
confluencia de las tres cintillas del intestino grueso. Sus dimensiones varían desde 2,5 cm hasta 23 cm, su anchura
de 6-8 mm, es mayor a nivel de la base del órgano, la cual a veces (en niños)
se continúa con la extremidad del ciego, sin línea de demarcación bien precisa.
Exteriormente es liso de color gris rosado. Interiormente
comprende una cavidad central que en su extremidad libre termina en fondo de
saco y en el otro extremo se continúa con el ciego, en el que algunas veces se
encuentra un repliegue valvular, llamado válvula de Gerlach, la cual se aplica
sobre el orificio cuando el ciego se distiende, impidiendo así hasta cierto
punto que las heces penetren en la cavidad apendicular. Aparentemente no
desempeña ningún papel en la patogenia de la apendicitis.
Posición.- El apéndice,
por estar ligado al ciego, sigue a este órgano en sus diversas posiciones. De acuerdo a esto el
apéndice puede adquirir una posición normal en fosa ilíaca derecha, pero otras
veces puede encontrarse en la región lumbar derecha delante del riñón o debajo
del hígado (posición alta), otras veces puede localizarse en la cavidad
pelviana (posición baja) y muy raras veces en la fosa ilíaca izquierda
(posición ectópica). Sin embargo, independientemente de la posición del
ciego, el apéndice en relación al mismo ciego presenta una situación que varía
mucho según los casos.
Sin embargo, hay un punto de este órgano que ocupa con
todo una situación poco menos que fija, aquél en que aboca la ampolla cecal
(base del apéndice).
Si a nivel de ese punto trazamos una
línea horizontal y otra vertical, podemos catalogar a la situación del apéndice
en: ascendente, descendente interna o externa, anterior o posterior
(retrocecal) o cualquier otra variedad que adquiera según la posición con
respecto a estas líneas. Según esto la posición descendente interna es la
más frecuente: 44%, le sigue la posición externa 26%, la posición interna
ascendente 17% y después la retrocecal 13%.
Estas distintas situaciones y
posiciones que adquiere el apéndice nos explican la variedad de zonas y puntos
dolorosos que a veces dificultan el diagnóstico de apendicitis aguda.
Fijación.- El apéndice se encuentra fijado
en su base al ciego y a la porción terminal del ileón por el mesoapéndice, sin
embargo en algunas oportunidades puede formar un meso cuyo borde se fija al
peritoneo de la fosa ilíaca y en otras no existe meso y el peritoneo lo tapiza
aplicándolo contra el plano subyacente (apéndice subseroso). El apéndice
está constituido por cuatro túnicas, una serosa, una muscular, la submucosa y
mucosa. La túnica serosa que recubre a toda la superficie es lo que va a
constituir el meso del apéndice y en cuyo borde libre discurre la arteria
apendicular, que es una de las cuatro ramas de la arteria mesentérica superior
y que desciende por detrás del ángulo iliocecal, cruza la cara posterior del
ileón y se introduce en el mesoapéndice. La túnica muscular sólo dispone
de dos capas de fibras musculares: las longitudinales y las circulares. La túnica mucosa
y submucosa es igual a la del intestino grueso, presenta un epitelio
cilíndrico, una estroma reticulada, una muscular mucosa y glándulas tubulares.
Sólo se diferencia por el tejido linfoide de gran desarrollo que se ha
comparado a la amígdala o a una vasta placa de Peyer.
Vasos y Nervios.- La arteria apendicular es la que va a irrigar dicho órgano
y está acompañada generalmente de la vena apendicular que va a unirse a las
venas del ciego.
Los linfáticos que se inician en los
folículos linfoides atraviesan directamente la túnica muscular y van a
continuarse con los linfáticos subserosos del apéndice, del ciego, del colon
ascendente, del mesenterio, etc. Los nervios del apéndice proceden, como
los del ciego, del plexo solar, por medio del plexo mesenterio superior.
EPIDEMIOLOGIA
Se considera que la población general es afectada en un 7%
y se puede presentar en todas las edades, sin embargo, es rara en los
extremos de la vida, en donde la mortalidad es mayor por lo dificultoso del
diagnóstico y porque el organismo adolece de un buen sistema de defensa. La
mayor incidencia se encuentra entre 7 y 30 años, el sexo masculino es
comprometido mayormente en un 20% más y es innegable una tendencia hereditaria.
Ésta podría ser generada por
múltiples factores, entre ellos el aumento de tamaño de los linfáticos locales,
los cuales actuarían igual que las amígdalas faríngeas y sufrirían a su vez el
ataque de gérmenes dando lugar a la inflamación aguda. En los pródromos
del sarampión la hiperplasia linfoide puede obstruir el apéndice y causar
apendicitis, en estos casos, células características multinucleadas (células de
Warthin Finkeldey) son encontradas en los folículos linfoides.
Otro factor desencadenante son los
cuerpos extraños localizados en la luz apendicular, entre ellos el coprolito,
que es una masa central orgánica rodeada de capas de sales de fosfatos y
carbonatos, se encuentra en aproximadamente 30% de casos. Aunque es muy común
encontrar enterobios vermiculares en pacientes operados de apendicitis, ellos
muy raramente producen obstrucción apendicular, en cambio los Ascaris
lumbricoides son causa frecuente de obstrucción. Los cuerpos
extraños, acodamientos o bridas en el apéndice pueden producir obstrucción de
la luz, asimismo la tuberculosis peritoneal, así como el tumor carcinoide,
linfomas ocasionalmente pueden causar obstrucción o apendicitis. Otras
causas como arteritis obliterante o embolia son poco frecuentes.
ETIOPATOGENIA
Todo empieza por una obstrucción de la luz apendicular: hiperplasia de los
folículos linfoides, coprolitos, cuerpos extraños, parásitos, acodamientos por
bridas, TBC, tumores, etc., condicionando el medio propicio para la
proliferación bacteriana que va a desencadenar el proceso inflamatorio
infeccioso (Bacteroides fragilis, E. coli). La obstrucción luminal es el
hecho desencadenante universalmente aceptado de la apendicitis aguda.
Esta
obstrucción puede ser consecuencia de factores luminales, parietales o extraparietales.
Entre las causas luminales se citan los fecalitos, los parásitos, los cuerpos
extraños y el bario espeso.
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